domingo, 3 de noviembre de 2013

La semana por la que el verano de 2013 será recordado...

Sé que ya es muy tarde para hablar de lo que pasó la semana del 22 de julio de 2013 pero mejor tarde que nunca, no?
Día 19 de julio: Loli y yo cogemos un autobús y nos vamos hacía Barcelona para ir a ver a mis queridos padrinos, dos personas excepcionales en este mundo, de esas con el corazón de oro... algún día escribiré sobre ellos y su "mansión" en Igualada, mi pequeño paraíso...
Pasamos un fin de semana viviendo a cuerpo de reinas, sin ningún tipo de preocupación, ya que para el viaje que íbamos a emprender no me llevé los apuntes para estudiar las cinco asignaturas que me habían quedado en mi primer año de universidad, por lo que nos dedicamos a disfrutar de la piscina y del jardín con una cervecita en la mano, tan apetecible en esos momentos...
Llegó el domingo y nos fuimos a Sant Boi de LLobregat, nuestra pequeña ciudad donde nos esperaban Raquel y Mariló para emprender al día siguiente uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida (no es que haya viajado mucho, más bien poco, pero hasta hoy, el mejor) y el lunes 22 nos subimos a un bus para llegar tras 17 horitas de viaje a Jerez de la Frontera, en Cádiz, un sitio al que tenéis que ir antes de morir porque realmente, vale la pena y no solo por la gente (de la que hablaré ahora) sino por sus calles de piedra, muchas llenas de flores en las ventanas de las casas, su playa, al ladito del puerto, su catedral, sus coches de caballos, ese sol que pega distinto allí, no sé, es todo, como una magia que envuelve la ciudad.
Durante el trayecto en autobús fui al lado de Raquel la mayor parte del tiempo, mi prima y una de mis mejores amigas, por no decir la mejor (de la que pienso escribir también porque es una de las personas más importantes en mi vida) y detrás llevaba a mi Laura que es una de "mis niñas" de Barcelona, una chica que con su sola sonrisa hace que todo sea un poco mejor y a su lado iba Lara, que la conocí ese mismo día y es una persona de esas que da gusto encontrarse y hablar, porque vale un montón y en ella sé que tengo una amiga de verdad y sé que si algún día necesito algo, podré contar con ella. En el viaje íbamos hablando de como conocí a una personita muy especial en mi vida, pero eso es otra historia ;) En el asiento de delante creo recordar a Víctor, a Juan y a Karol, tres chicos que son un amor. Víctor es amigo de la infancia, hicimos la primera Comunión juntos; Raquel, Víctor y yo, y de pequeños, creo recordar que no nos llevábamos especialmente bien, al menos yo, Raquel sí. Cosa que con el tiempo ha cambiado y él siempre me dice lo mismo: "Pili, a ver cuando te vienes a vivir aquí". Juan, no hace mucho que lo conozco pero ahí está, un chico dispuesto a darte un abrazo cuando lo necesitas y Karol, un tío grande, en todos los sentidos x) Un chico con el que puedes acabar hablando de cosas realmente profundas.
Llegada a "la casa" de Jerez donde nos vimos por primera vez con unos chavales con los que no sabíamos que tras acabar la semana, nos costaría tanto despedirnos...Solo voy a hablar de unos pocos, de los más especiales para mi y ese puesto solo se lo llevan Roberto y Pablito Gómez que son LO MEJOR DE TODA ANDALUCÍA sin lugar a dudas,con ese acento tan genial, ese salero, con su "Jimmy la toballa", esa forma de ser tan única y especial y esa mirada tan profunda... después están Cristian y Belén, una pareja que se ve a la legua que se desviven por ayudar a los demás, que siempre te sonríen y te prestan su ayuda por muy cansados que estén, después, la Patri "invita la Poni" alegre y salada como ella sola; los Rubio, Emilio, Ana y Juanca, también Ana y Alberto del que nos "enamoramos" todas por lo guapo que era, después María, Clara, Lucía, Alvarito y su guitarra y esa voz de flamenco...Marco con su sirena, Eduardo, el Padre Quero que logró quitarme con una confesión gran parte de la rayada que llevaba encima :"¿Te fías de Dios? Pues fíate de él también"; no sé que habría hecho sin él...Y después a todos los de Barcelona que no conocía como Joaquín, con el que me pasé toda la semana hablando tanto y de tantas cosas...un chico realmente interesante y con el que aprendí a tener otra visión siempre de las cosas; José Luis, del que aprendí "Si el destino nos ha traído aquí, habrá que descubrir por qué, será por algo"; Irene, otra chica de la que entendí que en "la paz" es cuando más sentido tiene dar abrazos. Ana (mi prima, que también me ayudó en muchas cosas), Loli, María, Lucía, Bea M, Bea S, Eulalia, Clara, Andrés, Toni, Juan, Fran, Diego, Mariajosé y David...los momentos de bailar sevillanas, cantar canciones, bailar en el bus y darlo todo en cada canción, con los jerezanos detrás del bus, la piscina, el día de la playa con macarrones, donde empezamos a conocernos todos, pero dentro del agua salada, el día de la misa rociera, donde la voz de los cantantes vibraba dentro de cada uno de los que los oíamos...y finalmente, el viaje al Rocío(el 25 de julio, día en el que Loli cumplía 16 añitos y un gran grupo de gente que nos paramos a descansar en un momento de la caminata, le cantó el cumpleaños feliz) a encontrarnos con cerca de 6.000 jóvenes dispuestos a cambiar el mundo por un lugar más justo; de camino al Rocío anduvimos 15 kilómetros por arena y por donde me encontré gratamente con mis chicos de Huesca y Zaragoza: Cati, Josemari, Javi M, Ignacio, Nacho, Javi A, Juan, Lucía, Jorge...No sé, fue llegar y hasta la noche acompañaba, estaba todo el cielo cubierto de estrellas que nos daban la bienvenida entre los cantos de los distintos grupos que íbamos llegando entusiasmados y exhaustos al mismo tiempo.
Solo voy a destacar la última noche, aunque cada una tiene su propia historia, unas más felices que otras...noche del 27, vigilia en medio de una explanada en la que solo había arena, un escenario y unas pantallas para poder ver al Papa Francisco en directo en Río de Janeiro. Tras hacer el Rosario con velas y un clima de oración y silencio, nos sentamos todos en la arena y vimos diferentes actuaciones en las cuales me iban cayendo más y más lagrimas. Después, bailamos todos, cantamos el himno, con el que aún me emociono y por fin, conexión con el Papa, con la que irremediablemente, acabamos la mayoría fritos unos encima de otros y muertos de frío. Para finalizar, adoración de 3.00 a 4.00 de la mañana; una hora de adoración que se pasó volando y en la que los cantos te elevaban hasta el cielo...y es que, en la iglesia del Rocío, que es tan bonita...Fue la mejor noche de todas, al menos para mi. A la mañana siguiente, eramos otros, estábamos todos como más contentos, más alegres y con ganas de transmitir nuestra alegría al mundo y también hicimos una puesta en común donde las lagrimas volvieron a caer por mis mejillas con muchas de las experiencias que contaban las personas que se atrevían a salir.
Finalmente, llegó el momento más difícil, la despedida. Hubo besos, abrazos largos, lloros...pero sobretodo, la esperanza de volvernos a ver.
El viaje de vuelta fue distinto, estábamos todos reventados y la mayor parte del tiempo dormimos pero los ratos en los que estábamos despiertos, recordábamos con una sonrisa en los labios los buenos ratos vividos.
Al día siguiente y ya en Barcelona de nuevo, fuimos a la playa a disfrutar del último día antes de volver a la realidad. Era un día típico de verano en el que un grupo de amigos se tumban bajo el sol, frente a las olas del mar y disfrutan de su último día juntos, ya que después unos se iban con sus familias de viaje, otros tenían que estudiar y otras volvíamos a una ciudad de la que habíamos escapado...
Y así concluyó este fantástico viaje de la JPJ al Rocío, donde quedó clara una cosa: "Ya no hay fronteras razas, ni nación, otro lugar un mismo corazón, si es Cristo quien envía no hay temor, reza, sueña, canta, OTRO LUGAR, UN MISMO CORAZÓN"