Vuelves
a revolotear por mi cabeza, vuelves a hacer que las mariposas que duermen en mi
estomago despierten de nuevo, vuelves a darme el calor que me hace sentir en
casa, vuelves a resucitar la alegría de mi corazón, vuelves a darle sentido a
mi vida, y a hacerme feliz. Te atreves a cogerme la mano, y con ese gesto y sin
quererlo me dices que me sostendrás toda la vida.
Y así, nos dejamos llevar por
los impulsos que nos han llevado al hoy, a un día en el que sabemos que no
habrá más siestas, ni más besos, ni más caricias, ni más abrazos, ni más risas,
ni más pelis, ni más nada. Desde hoy y hasta que Dios quiera, dejaremos de
vernos, de mirarnos a los ojos y sentirnos bien viéndonos el uno en el reflejo
del otro. Desde hoy, no habrá más NoMenciones, ni más guasaps, ni más notas de
amor, ni más sonrisas sinceras en las que solo sé pensar en lo guapo que eres…desde
hoy no queda nada.
Pero
no estoy triste, ha sido una buena despedida. Hasta ahora, la mejor de todas
las que hemos tenido, ¿no?
Bueno,
sea como fuere, ahora le toca al destino jugar, y poner a cada uno en su lugar.
Si tenemos que estar juntos, lo estaremos y si no, que te vaya bien, pequeño. Si
algún día necesitas mi ayuda, “dame un silbidito” y acudiré a tu lado a darte
un abrazo y a solucionar todos los problemas de tu mundo con un donuts y un
beso (en la mejilla).
Pero
no tardes mucho en necesitarme, porque ya sabes cómo soy, puedo esperar, pero
no eternamente, y ya he esperado algún tiempo. Si me aseguraras tu regreso no
me importaría esperarte hasta el final del mundo, pero no lo has hecho, y eso, sintiéndolo
mucho, limita el tiempo. Solo quedan unas semanas para Navidad y yo no sé lo
que Dios tendrá pensado para mí, pero no voy a perderme nada por seguir
esperando a alguien que no sabe aún lo que quiere. Empezará el año nuevo y mil
cosas nuevas me esperan tras las campanadas. Si quieres descubrirlas conmigo,
ven y quédate siempre a mi lado.
Si necesitabas
una señal, la tuviste en su momento, pero cuando alguien no quiere ver las
cosas no las ve ni aunque las tenga en frente, así que si quieres seguir
esperando, puedes pasarte la vida haciéndolo, pero la vida no espera por nadie.
Ahora te tocará decidir a ti, si eliges vivir o si eliges “tirar”. No voy a
juzgarte por tu elección, pero ojalá elijas vivir y sentir. Y ojalá elijas ser
el León de mi vida para ser felices de nuevo juntos y visitar todo el mundo de
la mano.
Podría
seguir indefinidamente dándote razones de por qué debemos estar juntos, pero ya
no voy a seguir haciéndolo, y ya no voy a seguir alimentando el amor que te tengo.
Dejaré que se extinga, y poco a poco, dejarte de amarte hasta volver a ser
feliz sin ti.