¿Qué
os ha venido a la mente con este título?
Seguro
que ya os hacéis una idea sobre de que va a ir esto…
Solo
espero que nadie haya pensado en ese tipo de “Héroes famosos” como lo pueden
ser en deportes Leo Messi o Cristiano Ronaldo, Rafa Nadal, Pau Gasol, Alonso,
Pedrosa o yo que sé, porque sí, vale, hacen muy bien su trabajo, pero no son el
tipo de héroes sobre los que yo escribiría.
Puede
que a alguno se le venga a la mente al oír héroe
a Nelson Mandela o a Martin Luther King, Gandhi o a Juan Pablo II o a la Madre
Teresa de Calcuta. Personas que cambiaron la historia de la humanidad, personas
que serán recordadas para siempre por sus hazañas, por sus palabras, por sus
actos, por su ejemplo. La historia siempre los recordará y como consecuencia,
el mundo entero. Personas maravillosas que se dejaron la vida por ayudar a los
demás, personas ejemplares y fantásticas.
Pero
seguro que también conocéis a ese vecino del cuarto, que se levanta todos los
días a las cinco de la mañana para ir a trabajar y poder así cuidar de su familia , o a ese
amigo que tiene a un hermano en silla de ruedas y se desvive por ayudarlo o a
esa chica de clase de la que te enteraste el otro día que trabaja más horas que
tu y aún así no se queja y llega a todo o a esa persona que vemos todos los
días de camino al trabajo que siempre sonríe. Seguro que todos conocemos a
alguien que encaje en ese perfil o parecido. Pues os diré algo que he ido
aprendiendo con los años, que esos son los verdaderos héroes. Esas son las
personas que día a día con su sonrisa, con su trabajo, con su amor, hacen de
este mundo un lugar mejor. Con esto no quiero decir que Martin Luther King o la
Madre Teresa de Calcuta no sean héroes o no deban ser reconocidos, al
contrario. Pero si quiero dejar claro que estas otras personas, las de nuestro
día a día, son extraordinarias aunque no hagan “grandes cosas” aunque nadie
nunca escriba sobre ellas ni salgan jamás en la tele, aunque solo las vayan a
recordar sus hijos, sus nietos, y con suerte, los hijos de sus nietos. Estas
son las personas por las que merece la pena seguir intentando, por las que aún
vale la pena creer en la humanidad, porque chicos, sin esta gente, el mundo
sería un lugar realmente triste y vacío.
Lo
que se puede hacer con una sonrisa y que pocas veces sonreímos…Os propongo que,
bueno mejor, os reto a que hoy, mañana y
siempre sonriáis. A ver si sois capaces de sonreír aunque por dentro estéis
rotos, porque ahí, amigos, es cuando se demuestra la fuerza y el valor de las
personas. Seguiría con este tema, pero ya escribiré otro día (porque creo que
me estoy motivando con esto del blog,
aunque aún todo lo que hay sea un poco cutre).
Bueno, sigo. De quien quiero hablaros hoy es de una persona en concreto, de una persona muy
valiente que siempre ha estado al servicio de sus seres queridos, que siempre
ha sido el primero en ofrecerse a ayudar. Una persona que siempre escucha, te
mira, asiente y con una simple frase resuelve todos tus problemas. Una persona
trabajadora, generosa y con humor, algo que la mayoría de personas van
perdiendo con la edad. Siempre está alegre, sonriendo y ocupado en algo,
siempre está haciendo cosas. Pero siempre saca un hueco para ayudarte o
simplemente para charlar contigo. ¡Y qué charla! Es lo mejor.
Pero
por circunstancias de la vida, ahora está enfermo. Tiene cáncer. Realmente, no
sé realmente hasta qué punto de
gravedad, pero la simple palabra asusta.
Sí,
es duro. Saber que una de las personas más importantes de tu vida tiene esta
maldita enfermedad.
Pero
no quiero que os quedéis con eso, porque desde luego, es lo último que él
querría que se supiera de él. Él ahora sigue luchando, sigue sonriendo para que
su mujer, que después de él es la que más sufre, su hijo, sus nietos y toda su
familia estén bien. Sigue con esa especial sensibilización para los corazones
rotos, sigue atento a todo el mundo y lo más importante, sigue sonriendo.
Hoy hablaba
con él por teléfono y su voz que siempre suena fuerte y despreocupada hoy
sonaba débil y arrastrada, pero su esencia seguía. Sigue siendo el mismo, solo
que ahora tiene que tirar de carro con las manos atadas, pero ahí sigue, fuerte
y sonriendo para seguir alegrando la vida a sus seres queridos. Porque eso
hacen los héroes. Hacen felices a los demás aunque ellos no estén en su mejor
momento. Puede que ahora mismo no sea el más fuerte, pero te hace sentir fuerte
saber que está “bien”. Puede que ahora mismo no sea el tío más gracioso del
mundo, pero me ha vuelto hacer sonreír. No sé, creo que su actitud es ejemplar
y que todos deberíamos ser un poco más héroes en nuestra vida real. A veces nos
pensamos que hacen falta grandes cosas para serlo, pero creedme, en el momento
oportuno, una sonrisa, una caricia, un abrazo, un guiño o un beso, pueden
salvarte la vida.