Es absurdo que me ponga a escribir esto mientras escucho all of me de John Legend, pero aquí estoy. Aunque todo aún me recuerde a ti, aunque aún vaya a llorar cada vez que algo me recuerde a ti, a nosotros. Pero es que la princesa del cuento estaba pasando una enfermedad terrible que no acabaría hasta que no lograra olvidarte.
Así que con mucho pesar y con muchísimas dudas en su alma, y sin saber si lo que estaba haciendo era lo correcto, pasó a eliminar todo lo que le recordaba a su príncipe. Todo.
Pero no sin dolor, no sin derramar todas las lagrimas que llevaba dentro, no sin maldecirse a si misma por ser incapaz de resistir...
Ahora le dejo espacio a la princesa para despedirse...
Quiero decirte tantas cosas, quiero abrazarte tanto, quiero que vengas a rescatarme de la torre, quiero que me lleves lejos de aquí y que nos perdamos y no volvamos jamás aquí. Quiero vivir mi vida contigo, quiero ser la razón de tus sonrisas, quiero ser la persona que te vuelva loco y por la que cada día quieras ser mejor. Lo quiero todo y más. A día de hoy y pese a todo lo que hemos pasado juntos y separados aún lo quiero.
Pero...ya no puedo más. Siento un gran peso sobre mi pecho que no me deja casi respirar cada vez que pienso que sigues secuestrado y embrujado y que aún no te has dado cuenta de todo lo que somos, de la historia que hemos construido estos años juntos, de todas las cosas buenas que nos han pasado, hasta de las malas que nos han hecho crecer juntos. De las miles de experiencias y recuerdos que hemos ido acumulando este tiempo, que son las que nos han hecho ser quienes somos ahora.
Pero es que esta princesa no puede esperar más, ya no puede luchar más si tu no la dejas. Y aunque ahora estés fuera, mi adorado príncipe, debo servirme de esta situación para lograr olvidarte, porque los dos sabemos que cuando vuelvas volveremos a las noches de insomnio y a la dura batalla del quiero pero no debo. Y como ya te advertí antes de tu partida en aquella cafetería y en la última carta que te escribí, debías ser tu a partir de ahora quien continuase la historia, si es que así lo quieres.
Sino, a mi me quedará muy claro que realmente nunca fui para ti lo mismo que tu para mi y que definitivamente no vale la pena esperar a alguien que no se muere por mi.
No te estoy diciendo que no quiero que vengas, que no corras a mis brazos, solo te estoy diciendo que ya no voy a estar esperándote, porque eres tú y nadie más quien debe romper tu propio hechizo. Así que si algún día lo logras y quieres verme, quieres que te salte a los brazos y que te haga el príncipe más feliz del reino y del mundo entero, debes encontrarme tu mismo. Y correr el riesgo de vivir sin tenerlo todo planeado, sin tener la seguridad de que todo saldrá bien. Porque eso es vivir y no sobrevivir. Hay que correr riesgos, porque eso es lo que forja a uno como persona.
Porque no sé que pasará, si es que algún día pasa, lo que sí sé es que si llegas a tiempo vamos a ser inseparables y los reyes del reino más feliz que haya existido sobre la faz de la tierra.
Pero esta princesa se ha prohibido a sí misma buscarte y se ha asegurado de que si le surge algún momento de debilidad no pueda enviarte una carta porque ha borrado la dirección de tu castillo. Aunque lo último que te haya escrito sea precisamente desmontando todo esto, ya no podré recibir tu respuesta, pero queda bien claro que sigo pensando en ti y que me encanta contarte las cosas buenas que me pasan...pero eso ha acabado ya.
De verdad que siento no poder decírtelo en persona pero de verás intenté que aquella mañana de junio quedará todo claro.
Ojalá rompas rápido el hechizo y podamos disfrutar de lo que queda del verano a tu regreso, porque tenía tantos planes para nosotros, que te aseguro que te volverías loco de felicidad con solo pensarlo.
Pero eso ya no depende de mi, pequeño.
Supongo que no obtendré respuesta y que el hechizo no se romperá nunca así que la historia termina aquí.
Y así acaba la historia de la princesa
Y toda historia que acaba da pie a una nueva
Y eso espera ella
Va a dejarse sorprender por la vida
Y va a ser feliz
Va a ser muy feliz, se rompa o no se rompa el hechizo, ya no pensará más en el príncipe.
FIN
Dedicar por lo menos media hora a esos pequeños placeres del día, a esas pequeñas cosas que te hacen sonreír inesperadamente. No será jamás tiempo perdido, sino tiempo invertido en felicidad, que es donde más intereses te otorgan. (Lucía Martínez Alcalde)
jueves, 21 de julio de 2016
viernes, 15 de julio de 2016
La vida sigue...
¿Recuerdas aquella despedida en el Actur?
Era la primera vez que te ibas a ir y yo me quedaba. No llevábamos ni tres meses juntos pero mi vida parecía terminar si te ibas y no te iba a ver en algo más de dos meses.
Era la primera vez que te ibas a ir y yo me quedaba. No llevábamos ni tres meses juntos pero mi vida parecía terminar si te ibas y no te iba a ver en algo más de dos meses.
Estaba a punto de llegar mi autobús y me susurraste al oído 'somos infinitos'.
Entonces ya no pude reprimir más las lágrimas, que recorriendo mis mejillas hicieron que te dieras cuenta de que había empezado a llorar. Y, como siempre, intentaste apartarme de ti para verme la cara pero yo te apretaba más fuerte para que no me vieras.
Al final, me rozaste la cara con la punta de los dedos y secaste mis lágrimas. Me levantaste la barbilla y me miraste fijamente a los ojos. 'Te quiero', dijeron tus labios.
Y el autobús llegó. Y con todo el dolor de mi corazón, subí al bus que me iba a separar de ti durante muchos días.
Pero cual fue mi sorpresa cuando al día siguiente te presentase en la puerta de mi casa y me viniste a buscar al trabajo después y me diste el segundo regalo de cumpleaños.
Y el autobús llegó. Y con todo el dolor de mi corazón, subí al bus que me iba a separar de ti durante muchos días.
Pero cual fue mi sorpresa cuando al día siguiente te presentase en la puerta de mi casa y me viniste a buscar al trabajo después y me diste el segundo regalo de cumpleaños.
La caja negra.
Con nuestra primera foto, chuches y una carta. Aquella preciosa carta, que con tanta adoración leí durante tu ausencia.
Y esa vez sí, fuimos a la estación, donde casi tres meses atrás me robaste el primer beso y te subiste en el autobús para marchar a tu destino.
Y que verano más largo...
Y esa vez sí, fuimos a la estación, donde casi tres meses atrás me robaste el primer beso y te subiste en el autobús para marchar a tu destino.
Y que verano más largo...
Ahora también es verano, y está volando el tiempo en tu ausencia, será porque las cosas ya no son como antes...
Pero las circunstancias han querido que volviera hoy a aquel lugar, al césped donde nos despedimos aquella primera vez. Y he sentido tanta nostalgia, tanta tristeza...tenía que escribirlo...
Cuanta incertidumbre alberga mi mente ahora...ahora y hace meses, pero bueno, la vida sigue. Y hay que seguir remando.
Cuanta incertidumbre alberga mi mente ahora...ahora y hace meses, pero bueno, la vida sigue. Y hay que seguir remando.
'Aprende del pasado, vive el presente y trabaja para tu futuro'
lunes, 4 de julio de 2016
Instantes de felicidad
Antes de que se desvanezca el olor a tierra mojada y pueda
perder el sabor a lluvia voy a escribir lo que acabo de hacer hace apenas unos
minutos.
Zaragoza, 4 de julio a las 22:10. Truena.
Se oyen muchos truenos y se acontecen rayos y relámpagos. Se
oyen más y más. Casi no se dejan tiempo los unos a los otros.
Se oye el ligero repicar de la lluvia al caer sobre el
asfalto.
Llueve, pero dentro de mi habitación hace mucho calor.
Y decido salir.
Salgo de casa. Sólo llevo las llaves. No me importa nada
más.
Por suerte o por desgracia vivo cerca del campus universitario
y ese es el espacio que me queda más
cerca para poder disfrutar de la naturaleza.
Aunque solo haya cuatro pinos y unos trozos de césped poco cuidados,
es lo más cercano a la naturaleza que hay por aquí. Así es que sin querer
menospreciarlo, al contrario, me he dirigido allí.
Me he situado bajo el tejadillo de la facultad de geológicas
y me he quedado casi media hora debajo. Sentada en el suelo, en shorts y
tirantes mientras el viento llevaba las gotas de lluvia en mi dirección haciendo
que mi piel se erizara de frío. Pero no era un frío desagradable. Era un frío
de esos que te hace sentir vivo. Que de repente te hace volver a la realidad. Te
recuerda que estás aquí. Aquí y ahora. Que estás viviendo esos minutos de
felicidad. En la que solo estás tú y la lluvia.
Y durante esos instantes de felicidad no he pensado en nada
más ni en nadie más. Ni siquiera en mí. Ya que solo he sido capaz de admirar el
cielo y de ver como se iluminaba y se apagaba con las idas y venidas de los
rayos. Y de ver como la tenue luz de las farolas dejaba entrever la dirección
de la lluvia.
Y me he sorprendido a mi misma sonriendo y abriendo mucho
los ojos cada vez que un rayo iluminaba todo el cielo.
Y me he dado cuenta de que esas cosas, esos pequeños
detalles son los que marcan la diferencia.
Saber disfrutar de esos instantes únicos es lo que hace que
uno se sienta libre. Aunque sea solo
durante unos segundos. Pero sientes que no importa nada más .
Creo que deberíamos sacar tiempo cada día para encontrar
esos pequeños instantes de felicidad que hacen que el día sea único. Incluso memorable.
Deberíamos sacar más tiempo para la felicidad. Para aquellas pequeñas cosas que
nos hacen sentir bien y que no requieren de nada material en la mayoría de los
casos.
Os invito a todos, a los escasos lectores pero muy queridos
y respetados míos, a que hoy, mañana y cada uno de vuestros días sea memorable
aunque sea porque habéis salido a la calle a dejaros empapar por la lluvia o
porque os habéis dejado sorprender por las cosas más insignificantes que a su vez, pueden ser las que nos den esos
instantes de felicidad al correr bajo la lluvia. Y sentirte
vivo y...extrañamente feliz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)